HISTORIAS DE BOLSILLO
Por: Alfonso Torres Valdivia*
Después de Crónicas imperdonables y Chale, Sotil y el gran Perico León, Rodolfo Milla incursiona de nuevo en el tema
futbolístico. Este trabajo pareciera sumarse a la larga lista de libros sobre
fútbol que se han publicado este año con motivo del mundial de Rusia, pero su
tema no es el mundial, abarca toda la historia menuda y divertida del fútbol
peruano, en sus años gloriosos y en el pasado que no volverá. Afirmar que es una obra atípica dentro del universo de
publicaciones deportivas nos parece acercarnos al propósito del autor.
Historias
de bolsillo es marginal a
la moda del instante, que solo ha traído distracción y poca ambición de los
autores. Si este libro llama la atención es por la mezcla de humildad y una
clara ambición del autor al proponer
historias breves, festivas, patéticas o reflexivas para darle un enfoque
inédito a lo que fue vivir el fútbol en esos años que desconoce la juventud.
En su brevedad, cada crónica de Historias de bolsillo, está impregnada
de una leve intensidad poética que carga de sentidos múltiples no solo a las
historias relatadas, sino a cada párrafo o a veces, a cada palabra. Muchas anécdotas traen un espíritu festivo, un
dato curioso sobre un futbolista famoso, que nos lleva a una reflexión; el
deportista sublime no es un ser mitológico sino un simple individuo que no
puede escapar de los problemas cotidianos, y a veces, del sufrimiento. Ese
enfoque irreverente y sutilmente triste, es el que impregna el autor a cada deportista
diseccionado, en su obra.
Las historias contadas por Rodolfo no
solo buscan la amenidad, el entretenimiento, sino descubrir frescos humanos que
nos muestran el lado oculto de los deportistas en su rica complejidad vital y social.
Pero detrás de cada hecho curioso o patético, hay un análisis sicológico refinado,
una aproximación del ser a través de su hacer en la vida cotidiana. Una
constante en la obra de Rodolfo es como construye la dimensión trágica. En muchas
de sus crónicas Rodolfo enfrenta a los
personajes y desmitifica a los grandes héroes. Borra el prejuicio según el cual, los
personajes bajos, los tipos toscos e
ignorantes, pertenecen necesariamente a la esfera cómica, Su drama enerva y baja
del pedestal a los que hicieron empresa del deporte.
En el
siglo pasado los únicos capaces de asumir la dimensión trágica son los
personajes nobles. Solo los ilustrados son capaces de enfrentarse a las grandes
calamidades y si se perdona sus canalladas es porque ellos nos muestran el
oculto artificio de su carácter por el cual están destinados al triunfo o al
fracaso. Rodolfo, elimina esa barrera y hace que sus personajes bajos se eleven
y muestren el nivel más alto de la conciencia trágica, cuando son víctimas de
una estafa. Eso ocurre, cuando nos cuenta historias en la cual, héroes del
deporte, leyendas casi mitológicas, fueron estafados sin misericordia y
reducidos a la miseria. Esas escenas producen en el lector una sensación más
agobiante que placentera. Una escena casi cinematografía, dentro de la obra,
resume así el engaño más despiadado, por
el cual, Perico León no emigró al fútbol argentino:
-
Está bien don Alfonso- dijo con voz resignada, antes
de retirarse-. Entonces, ¿sigo en
Alianza?...
-
Por supuesto, hijo- contestó El Pato- Ni siquiera lo
dudes.
Rodolfo no nos dice que Alfonso Sousa Ferreyra
es un canalla, un negrero, la pregunta y la réplica que él construye entre los
personajes nos invita a sacar conclusiones. No todas sus historias destilan esa
fina ironía, pero algunas de ellas contienen esa carga emotiva como si su
descontento fuera una manera de expresar a esa sociedad despiadada que nos tocó
vivir.
Historias de bolsillo se emparenta
con las obras de los grandes escritores del Nuevo Periodismo, como lo son: Gay
Talese, Oswaldo Soriano y Tom Wolfe. La base de sus historias, al igual que la
de ellos, proviene de cientos de
entrevistas, acopio de información en bibliotecas, una raíz erudita,
evidentemente, pasada por el trabajo
literario de intuición poética. Historias
de bolsillo no es calco o copia inteligente, pero si se pueden observar
ciertos paralelismos y similitudes con los escritores del nuevo periodismo.
Rodolfo cuenta historias de otros
deportes, pero privilegia el fútbol, ya
que esta actividad se encarga de darle un color intenso a la vida, y según él, sacarnos
del letargo a que condena la vida sedentaria. En este mundo auscultado por el
autor, discurren futbolistas, entrenadores y empresarios deportivos en vínculo
estrecho y dinámico, pero Milla al desnudar la falta de equilibrio entre lo
ridículo y lo desgarrador, da lugar a la acción trágica.
Queremos concluir, afirmando que, Historias de bolsillo, merece ser leída
con atención, porque conjuga la visión de un amante del fútbol, con la del
narrador que con desenfado e ironía, revela la trágica o agridulce vida de los
futbolistas en la época intensa que les tocó vivir y de la que hoy solo guardan
retazos.
(*)Alfonso Torres Valdivia, escritor y profesor, ganador del Premio Horacio Zeballos 2013 de la Derrama Magisterial del Perú.