martes, 25 de diciembre de 2012

COMAS, NO HABÍA AGUA Y SEMBRARON ÁRBOLES...

Pampa de Comas era, a mediados de la década de los cincuenta, un lugar seco y polvoriento. Una conformación de laderas de cerros que miran al oeste, hacia el mar, al cual aún podemos divisar desde las cumbres. Al pie de las faldas corre el valle de Carabayllo, que es la parte baja del río Chillón, en ese entonces ricas tierras de cultivo que eran la despensa de Lima.
Este valle tiene una antiquísima historia. Allí existió un extenso señorío llamado Colli o Collec que dominó y defendió la zona ferozmente desde su fortaleza de Collique. En la época colonial este valle se dividió en haciendas que producían buen trigo. En la República, estas haciendas, entre las que destacaban, Comas, Collique, Naranjal, Infantas y Pro, fueron incluidas dentro de la jurisdicción de Carabayllo. A inicios del siglo XX, surgieron concesionarios que explotaban las minas de cal de Collique y cuyos trabajadores vivían en chozas provisionales en las zonas aledañas. La crisis de mediados del siglo pasado obligó a esta humilde gente a organizarse y tomar las tierras eriazas cercanas. Allí empezó todo.
Ya no existían los collis, pero ahora era poblada por una raza pujante y estoica: los invasores de Pampa Comas.Un ejército de visionarios que "sembraron árboles donde no había agua", como menciona el poeta mayor Leoncio Bueno. En lo que se conoce como la segunda gran invasión de Lima (la primera se consolidó en 1932 con la barriada de Leticia, en el distrito del Rímac), Comas nace al norte de Lima, al igual que Villa María del Triunfo en el sur, entre 1952 y 1954 . Sin embargo, recién ocho años más tarde aparecen los centros poblados más grandes e históricos de nuestro distrito: Villa Señor de los Milagros y El Carmen.
El tío abuelo Juan Sandoval nos trajo desde el Callao a vivir aquí. Teníamos cuatro años y tuvimos el privilegio de ver cómo nace un pueblo. La gente organizada armó sus chozas entre las tercas piedras que no querían dar espacio, avanzando entre el polvo, las lagartijas y alacranes, sacándose las espinas de los cactus secos clavados en las piernas. Eran las hoscas faldas de los cerros del kilómetro trece de la carretera a Canta , hoy perteneciente a la Av. Belaúnde, que se cruza con la Av. Túpac Amaru, la histórica, la roja, la revolucionaria.
Estos poderosos hombres y mujeres vencieron a la indómita naturaleza y junto a sus casas trazaron calles, espacios para mercados y parques, para la iglesia y el cementerio al fondo, arriba, casi besando las cumbres de los cerros. En las noches oscuras prendían candiles para no tropezar con  piedras o caer en huecos, mientras el agua llegaba en cisternas que subían por los caminos hechos a brazo y lampa.
Después llegarían la luz eléctrica, el agua potable y los hijos profesionales.  Al poco tiempo aparecieron los vecinos de las urbanizaciones a bien usar el esfuerzo de esta gente de los cerros que abrieron el camino generosamente. ¿Quién hubiera pensado que estos "pobres hombres y mujeres" eran en realidad precursores de una nueva Lima? El 12 de diciembre de 1961, Comas es reconocido oficialmente como distrito y acaba de cumplir 51 años. Pero su creación fue heroica, a contra viento, de cero; a diferencia de la misma Lima que prácticamente fue un regalo de Taulichusco. A los comeños no les regalaron nada.

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